El martes 16 es fiesta local en Gijón, por lo que ya veníamos elucubrando que hacer con este puente de 4 días. La idea original desde hacía tiempo era ir a Francia, a la zona de St-Martin-de-Seignanx, a ver las grullas que están próximas a migrar para los cuarteles de cría norteños.
La climatología invernal, una vez más, nos obligó a desistir de nuestro empeño, pues la nieve en cota 0 en el país Vasco no auguraba nada bueno, y tomamos la decisión in extremis de volver a una zona, que no por muchas veces visitada, es menos interesante: Figueira da Foz y Aveiro, en la Beira Litoral portuguesa.
Lo bueno de llevar la casa sobre ruedas, es que el cambiar de destino es tan rápido como lo sea el tomar la decisión de hacerlo, pues no tienes que pensar en reservas o cancelaciones de ningún tipo.
Así que salimos el sábado 13, a las 7, rumbo a Portugal, el caso es que, una vez en la autopista A-66 nos invade la idea de hacer una visita (casi nos coge de paso) a las lechuzas en Tierra de Campos, y en dos horas nos plantamos allí. Una vez llegados al sitio, vemos que en la misma zona de la semana pasada no se encuentran, y sólo damos con una lechuza no muy lejos, que es una de las de la vez anterior, pues el color muy claro la delata, pero que no para de dar vuelos sin control, y sin motivo aparente, por lo que sólo le hacemos una foto testimonial, cuan diferente de lo acontecido la semana pasada con ellas. Vemos muchos ratoneros, un halcón peregrino posado en un talud, avutardas y conejos.
Vamos a comer en un cruce de pistas, y desde allí divisamos en una tierra lo que parecen dos bichos muertos. Después de comer, con un aire frío que cala hasta el tuétano, me acerco (con uno que pase este frío es suficiente) y se confirma la sospecha. Siempre me gustó ver rastros por lo que cuentan, pero en esta ocasión la tristeza que me invade al leer lo que tengo entre mis pies enfría más mi sangre de lo que lo hace el gélido viento. Veo una corneja panza arriba, parcialmente comida, y a escasos centímetros un milano real, con una mirada atroz, que denota el sufrimiento que tuvo que pasar al invadir el veneno su organismo antes de morir. Pienso en lo ruin; una vez más, que puede ser el “homo sapiens”.
Salimos de allí tristes rumbo a Salamanca, Ciudad Rodrigo, y ya de nuevo entramos a Portugal. Fernando, lo siento pero olvidé tu teléfono en casa, que rabia nos dio al pasar por Guarda…
Paramos a dormir en un pueblecito, entre Mangualde y Nelas. Cuando estábamos en la fase RAM, nos dan unos golpes fuertes en el portón que nos despiertan con un sobresalto de miedo, me levanto despacio y veo que son dos agentes de la Guardia Nacional Republicana, GNR, el equivalente a nuestra Guardia Civil, abro, y les pregunto si no podemos dormir allí, me contestan que sí, y a qué hora nos iremos mañana, después de enseñarles mi DNI, nos desean buenas noches, y se van. Está claro que los acontecimientos recientes en Óbidos tienen mucho que ver sobre esta visita, pues es la primera vez que nos pasa.
El domingo 14, a la hora que les dije a los agentes (por si acaso) nos vamos con el cielo cubierto, y frío. En vista de la luz que tenemos, desistimos de ir a Figueira da Foz, y recalamos en Mealhada. Damos un paseo por el parque nuevo, sobro todo para hacer tiempo hasta la hora de la comida, pero apenas vemos pájaros. Después de una nueva, y aquí siempre obligada degustación de leitâo (cochinillo), vamos para Mira, y echamos un vistazo en la laguna del mismo nombre, pero no vemos la focha cornuda que observamos en otoño en un par de ocasiones, hay comunes, un somormujo lavanco, y cormoranes grandes. Seguimos hasta Barra, un pueblo en la desembocadura de la ría de Aveiro muy tranquilo donde dormimos en numerosas ocasiones, tampoco parece estar muy animado de bichos, o quizás seamos nosotros los que estamos presa del desanimo, pues el tiempo desapacible, el frío y la ausencia de “algo” que fotografiar nos deja en un estado apático. Vemos que unos pantalanes artesanales en los que muchas veces estuve haciendo fotos a los charranes y las gaviotas, les falta una parte central, no quiero ni pensar si se llega a caer al pasar con el equipo, pues debajo hay un par de metros de agua.
Así las cosas decidimos venir para Celorico, y entramos a dormir a Trancoso, junto al parque. El parque de este pueblo, aunque no muy grande, dispone de ejemplares arbóreos muy notables, con especies de sequoias, y cedros (entre otros), que según reza en la fecha de plantación de los mismos, vemos que algunos tienen más de cien años.
El lunes 15, mientras nos desperezamos me dice Colasina que sintió lluvia débil golpear la furgo durante la noche. El termómetro marca 1,5º, y para nuestra sorpresa, lo que golpeaba tímidamente la chapa, no era lluvia, fue de gránulos de nieve. Está todo blanco, parece que hubiesen tirado diminutas bolitas de poliestireno. Salimos a la carretera, y con mucho cuidado retornamos a la general, la IP 2. La suerte es que unos pocos kms más adelante ya no hay ni rastros de nieve, lo que indica que estábamos en el límite de la borrasca, y aunque sigue cubierto y frío, no llueve.
Llegados a Mogadouro decidimos seguir ruta para Asturias, por si la noche se pone cruda. Pero no para casa, vamos directos para Covadonga, a ver si mañana localizamos el treparriscos y salvamos un poco la salida. En Soto de Cangas paramos a dormir.
El martes 16, amanece con nubes altas, y enseguida llegamos a Covadonga. Estamos hasta las dos de la tarde sin parar de escrutar toda la zona, pero ni rastro del trepa, sólo nos ameniza la mañana un petirrojo, que hambriento acepta nuestras migajas de pan entre las manchas de nieve que aún quedan. Así que, más tarde, venimos por Villaviciosa, y tras una corta parada sin nada destacable, recalamos de nuevo con 1600 kms encima.
Os ponemos algunas fotos para ilustrar la salida, aunque algunas son del mismo viaje pero en ocasiones anteriores.
Lechuza campestre, Tierra de Campos, nada que ver con la fortuna de la semana pasada.
Pantalanes en Barra, en la zona media había desaparecido un tramo, en el círculo azul un charrán.
Pantalanes, al fondo Aveiro. En los mástiles suelen posarse charranes y gaviotas.
Este tramo es el que ya no estaba, haciendo fotos a los charranes en los postes.
Esta gaviota patiamarilla la vimos posada en los mástiles en varias ocasiones, y en distintos años. Tiene la pata izqda tiesa, y sólo posa la derecha, por eso la diferenciamos.
Charrán patinegro joven, pantalán.
Charrán patinegro adulto. Pantalán.
Algunos se disputaban los mástiles.
Faro de Barra.
Faro y playa de Barra.
Moliceiros, Aveiro.
Laguna de Mira.
Laguna de Mira.
Focha cornuda, Laguna de Mira.
Petirrojo, Covadonga.
Bisbita común, Villaviciosa.