Viernes 09.03.
Después de comer salimos para Redes. Llegamos allí con un tiempo primaveral. No esperábamos que aún quedase tanta nieve, y aunque no nos impide subir perfectamente, quedan algunas manchas aún en La Gorina y en El Ribón. Al subir vemos una hembra de venado en la loma, y al llegar, otra en el Ribón que se queda tan tranquila un buen rato, incluso cuando abrimos la portilla de acceso, no está a más de 30 mts, pero claro, el equipo aún está en las mochilas. Después de descargar todo bajamos a la loma de los corzos a preparar el hide viejo, a ver si por fin los conseguimos. Le dejamos montado pegado al bosque con la idea de acudir mañana antes de amanecer. Vemos un azor en el bosque que va de caza por su forma de picar entre las ramas.
Ya se ven muchos pájaros por El Ribón, y acuden a ver si hay comida en el comedero, como siempre los más confiados son los garrapinos, que esperan impacientes a que la coloquemos para entrar a comer sin dilación, igual que los herrerillos capuchinos, que no les andan a la zaga.
Sábado 10.03.
Pusimos el despertador para las 6, pero no reparamos que aún le teníamos con la hora de verano, y toca una hora después, es decir, a las 7 actuales, y ya está amaneciendo, lo que nos incomoda un poco. Además está todo despejado, menos unas pequeñas nubes que circundan el Cascayón, con la luna llena que está inmensa, semi tapada sobre él, lo que impide hacer unas buenas fotos. A pesar de todo, nada más tomar un café calentito, (que no es que haga mucha falta, pues la temperatura es muy agradable) vamos para el hide de la loma a probar suerte, aunque sabemos que ya es algo tarde. Estamos hasta las 10, y en vista de que no aparecen los corzos, recogemos el equipo para subir de nuevo para el Ribón. Antes va el Wili al fondo de la loma, y ve en el límite del bosque, a punto de acceder a la loma la pareja de corzos, que por minutos no nos aparecen ante la cámara, ¡con la luz que hay! Pero bueno, esto es así. Mal comienza el día, aunque con las vistas que tenemos enfrente, la paz que se respira, y los cantos de todo tipo que escuchamos no nos podemos sentir defraudados.
La luna sobre el Cascayón, y el Gavilán a su derecha impasible ante un nuevo amanecer.
No aparecen los corzos, pero tenemos esto enfrente, que no es poco para alegrar la vista.
Aún quedaba algo de nieve en La Gorina.
De nuevo en El Ribón (sólo dista a 300 mts de la loma) nos disponemos a montar el hide de madera que hace tiempo tenemos casi terminado, es desmontable, y queremos probarlo para pulir algunas cosas si vemos que vale la pena utilizarlo. Como está sin terminar tenemos que poner detrás la sombrilla, para evitar entradas de luz que nos puedan delatar, pero una vez dentro, comprobamos que es todo un éxito, tanto por lo bien que se puede seguir las evoluciones y llegadas de los pájaros a través del cristal espía, como por lo mucho más que se confían, lo que nos permite ponerlo más cerca del comedero, hasta el punto que hay que utilizar el zoom casi siempre en 300 mm, o menos. Además algunas especies que antes eran esquivas van entrando sin reparos, lo que da buenos augurios para el futuro, hasta el punto que decidimos hacer uno más resistente y más grande. Éste estaba pensado para que el frontal, también le pudiéramos utilizar con el portón abierto del camper, a la vista de como está funcionando aquí está claro que dará buenos resultados también en el camper.
Hide nuevo, construido con friso de abeto, muy ligero y fácil de ensamblar, el frontal, dos paredes laterales, y techo.
Interior del hide.
Durante todo el día es un rosario de visitantes, que si bien la mayoría son los de siempre, ahora entra también el petirrojo sin problemas, y llega a bajar el herrerillo común que nunca lo había hecho.
Trepador azul, macho.
Trepador azul., hembra
Carbonero garrapinos.
Carbonero palustre.
Herrerillo capuchino.
Petirrojo.
Carbonero común, macho.
Herrerillo común
Sobre las 5 de la tarde bajamos de nuevo al hide de la loma, sabemos que estaremos a contraluz, pero de lo que se trata es de ver el atardecer justo enfrente, es decir, por el Gavilán, y de paso si vienen los corzos mejor. A las 18,25 aparece una corza, seguida por el macho por la misma zona donde estaban a punto de salir por la mañana, es bien sabido que los corzos son muy previsibles, y les esperábamos por ahí. Están pastando por la loma hasta las 19,15, en que se van. Desde los 100 mts iniciales llegamos a tenerlos a 25 mts pastando, a veces al oír los disparos de la cámara miraban, pero enseguida seguían pastando, fue un atardecer inolvidable, pues los corzos casi siempre les ves a salto de mata, cuando ya te detectaron, y aunque suelen pararse un rato por su curiosidad innata y te suele dar tiempo a dispararles algunas fotos, no es lo mismo que tenerlos casi una hora tan cerca, viendo in situ lo inquietos que están de continuo, siempre vigilantes ante cualquier peligro. Es sin duda desde siempre nuestro más querido ungulado, tiene una gracilidad y delicadeza que siempre nos cautivó. Como ya casi es de noche dejamos el hide, incluidas las sillas y los trípodes en él, si durante todo el día no vimos ni un alma humana, de noche no creemos que nadie pase por aquí para llevarnos nada, je, je.
Pareja de corzos.
Corzo, macho.
Corzo, macho.
Corzo, macho.
Pareja de corzos, con la unión de 2 imágenes.
Corzo, macho.
Corzo, hembra.
Corzo, macho.
A veces la hembra se mosqueaba sin saber de que, y enseguida se calmaba, y seguía pastando. El macho más tranquilo; claro teniéndola a ella vigilante. Machista, je, je.
(Bajada de resolución con la consiguiente pérdida para bajar de los 170 Mb iniciales).
Domingo 11.03.
Hoy si que ponemos el despertador con la hora actual, y a las 6 nos levantamos con la sorpresa de que hay niebla.
Ayer dejamos la comida para la "marta" encaramada por primera vez en lo alto de un tocón para comprobar si es ella o no la que la come, y al levantarnos no está. Claro que puede haber sido algún otro mustélido, o el gato montes, pero sirve para descartar otros como el zorro, o el tejón.
Cuando menos, con la niebla se esfumó la posibilidad de hacer la luna llena junto al Gavilán. Llegamos al hide antes de amanecer y nos instalamos, vamos abrigados pues la niebla espesa hace que el frío se haga notar. Amanece, y con la niebla si los corzos salen no podremos mejorar lo de la tarde de ayer, ¡menos mal que bajamos ayer! A pesar de la niebla, los pájaros de la zona están a lo suyo y sentimos dos picapinos tamborilear, uno justo detrás de nosotros a pocos mts, y otro más abajo. Los zorzales charlos no paran de cantar, unas veces en lo alto de una rama, otras subidos en cualquier piedra que aflora en la loma. Curiosamente no se oye al zorzal común. Hasta casi las 10 no levanta la niebla, y nos alegramos que no hayan aparecido los corzos, pero ahora con esta luz limpia y cálida aún, estamos ansiosos; pero no aparecen, y a las 10,30 lo dejamos, esta vez no vamos a mirar al fondo de la loma...
Recogemos todo y subimos para El Ribón, donde los pájaros no paran de ir y venir al comedero. Después de tomar un café caliente, esta vez si para echar el frío fuera, pues aún le tenemos metido en el cuerpo por la húmeda y fría niebla. Mientras tomamos el café al sol, vemos de nuevo el azor cruzar el bosque. A continuación nos metemos en el nuevo hide, y enseguida entramos en calor, pues el sol ya calienta lo suyo. El petirrojo sigue como si nada, y el carbonero común, antes reacio igual.
Antes de disiparse la niebla los charlos cantaban sus amores.
Petirrojo.
Herrerillo capuchino.
Carbonero palustre.
Trepador azul, hembra.
Trepador azul, hembra.
Carbonero garrapinos.
Herrerillo capuchino.
El petirrojo estaba siempre a la vista por la zona.
Y así pasamos un nuevo día en el paraíso, con "nuestros" pájaros, nuestra querida soledad, sin ruidos ajenos a lo natural, sin humos, sin agobios, sin estrés, sin...
Al final de la tarde todo esto se desvanece cuando regresamos al bullicio de los coches, los humos, y la realidad de nuestra ciudad: Gijón.